La industria musical independiente en tiempos de Covid-19

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Las consecuencias de la recesión global causada por la Covid-19 son devastadoras para la industria de la música, pero también pueden conducir a efectos positivos y transformadores.

La música es uno de los sectores que antes se ha visto afectado por la crisis de la Covid-19, y también será uno de los últimos en salir de ella. El cierre de las tiendas de discos, la cancelación de conciertos, giras y festivales, y la repercusión de las medidas de confinamiento sobre los derechos de comunicación pública han bloqueado las principales vías de ingresos de músicos y artistas, compañías independientes, y todos los profesionales y técnicos que trabajan con ellos.

La pandemia está evidenciando contradicciones, como el hecho de que la sociedad se haya podido beneficiar de los contenidos producidos de forma altruista por muchos artistas durante el confinamiento, ayudando al bienestar y la salud mental de los ciudadanos, mientras que se ponían en riesgo buena parte de sus puestos de trabajo.

La música tiene un tremendo valor social, económico y político y es un sector que, al igual que la investigación y la ciencia, aporta a los países mucho más de lo que recibe en presupuestos públicos. Los gobiernos tienen un deber irrenunciable de fomento y desarrollo de la cultura para que los ciudadanos puedan disfrutar plenamente de sus derechos culturales, como el del aprendizaje, la creación, y la escucha de música. Por tanto, su respuesta política y financiera a la crisis de la Covid-19 es muy importante.

WIN e IMPALA, las organizaciones que agrupamos a las asociaciones gremiales de música independiente en el mundo y Europa, respectivamente, venimos mapeando desde el inicio de la crisis las principales medidas adoptadas para mitigar sus efectos negativos.

Algunos ejemplos de medidas promovidas por las administraciones públicas son los incentivos fiscales, la flexibilización en los pagos de impuestos, las medidas de protección social de los trabajadores, el apoyo a las empresas para realizar despidos temporales con nóminas a cargo del estado, los préstamos blandos, y las subvenciones o ayudas económicas directas.

Demasiados gobiernos han puesto el foco en el fomento de la liquidez mediante préstamos en condiciones muy favorables – incluso sin intereses – o garantías de crédito. Pero estas herramientas apenas son utilizadas por los sellos independientes, y mucho menos en una situación de incertidumbre total sobre el impacto real de la crisis en sus ingresos futuros, y con la mayor parte de vías de facturación mermadas por las medidas de confinamiento. Las medidas de aplazamiento de pago de impuestos o contribuciones sociales de los trabajadores y empresarios sí han resultado algo más útiles al sector, aliviando su carga de gastos a corto plazo.

En algunos países se han aprobado ayudas no reembolsables a los trabajadores, con desigual cuantía y efecto (desde los US $1.500 mensuales en Canadá a los US $145 en Argentina). En Alemania, el gobierno ha apoyado a las pymes y organizaciones culturales con un pago único de 15.000 € (9.000 € para profesionales autónomos). Sin embargo, en otros muchos casos las ayudas han sido insuficientes o no se han aplicado de forma correcta. Todas las asociaciones de compañías independientes de música continúan trabajando con sus gobiernos para mejorar los paquetes de estímulos ya aprobados y los que se necesitarán para la reconstrucción económica del sector y del país.

Aunque nuestros miembros han hecho llamamientos a los gobiernos para aprobar planes específicos para la cultura en general, y para la música en particular, la respuesta ha sido desigual. Mientras que en Latinoamérica apenas hay ejemplos de ayudas concretas para el sector, en Francia el Centro Nacional de la Música ha obtenido una dotación de 1 millón de euros del Ministerio de Cultura para apoyar a las tiendas de discos, distribuidores y productores fonográficos, con importes de 1.500 €, 35.000 € y 10.000 € respectivamente, y complementaria a los mecanismos ordinarios de apoyo implementados por el Estado.

Más allá de flexibilizar plazos de solicitud, ejecución y justificación de los proyectos financiados por subvenciones públicas, no ha habido mucho apoyo a las propias organizaciones de música. Cabe destacar la iniciativa del gobierno canadiense, Emergency Support Fund for Cultural, Heritage and Sport Organizations, para garantizar la viabilidad de las asociaciones durante la crisis. Las entidades podrán solicitar hasta un 25% de las cantidades que venían percibiendo en concepto de ayudas de los programas generales de artes y cultura, con un mínimo de $5,000.

Desde WIN e IMPALA, también hemos estado monitorizando las iniciativas que han llevado a cabo entidades privadas como los proveedores de servicios digitales, las entidades de gestión de derechos, o distintos colectivos y asociaciones.

Las plataformas de streaming y otros proveedores de servicios digitales (DSP en sus siglas en inglés) han lanzado una serie de iniciativas para apoyar a la comunidad creativa. Los fondos de ayuda en colaboración con entidades locales y los adelantos de pagos de los royalties a los creadores han surgido como una forma de proporcionar apoyo financiero directo a la industria musical. Entre las iniciativas con un impacto más directo y positivo para los independientes se puede destacar la campaña de Bandcamp para renunciar a su margen de beneficio en favor de sellos y artistas durante un día al mes y los adelantos de Apple a los sellos independientes que cumplan una serie de criterios. También se han lanzado o potenciado herramientas destinadas a ayudar a los artistas con la monetización. winformusic.org/digital-service-providers-responses-to-covid-19

En cuanto al sector del físico, #LoveRecordStores, Love Record Stores Day y #HoyMeComproUnDisco son ejemplos de campañas promovidas por asociaciones y compañías privadas. Artistas, fans y muchos otros han publicado mensajes de apoyo en redes sociales para alentar a comprar discos en las tiendas de música durante la crisis, y para destacar el papel vital que éstas desempeñan en la comunidad.

Diversas asociaciones han hecho llamados a los medios de comunicación para que fomenten los artistas locales y la música producida por sellos independientes locales en sus emisoras. Es el caso de Argentina, donde más de 60 organizaciones de todo el país se sumaron a la propuesta. Gracias a esto se ha creado Unísono, un programa de música independiente producido por el Instituto Nacional de la Música con emisiones semanales en la televisión pública.

Algunas entidades de gestión han establecido fondos de emergencia para conceder ayudas no reembolsables a sus miembros más desfavorecidos. Otras formas de apoyo incluyen el adelanto del pago de las liquidaciones programadas para los próximos meses para proporcionar liquidez inmediata a los socios, anticipos sobre pagos futuros y préstamos sin interés. A pesar de ser medidas que pueden paliar la necesidad inmediata de efectivo, hay que tener en cuenta que los anticipos y préstamos reembolsables pueden mermar la capacidad de liquidez futura, si la crisis se mantiene en el tiempo. winformusic.org/producers-collective-licensing-organisations-responses-to-covid-19

Las propias asociaciones miembros de WIN se han volcado para intentar paliar los efectos de esta crisis y proporcionar recursos a sus socios y colegas en la industria musical. Muchas han creado sus propias webs dedicadas de Covid-19 donde se recopilan las medidas aprobadas por gobiernos y entidades privadas, se dan consejos de salud en el trabajo, y se proporciona cualquier otra información de utilidad para las empresas y profesionales del sector. Los boletines, las redes sociales y los seminarios digitales también han servido como herramientas útiles para compartir información durante la crisis. Algunas asociaciones incluso han llegado a lanzar sus propios fondos de ayuda. Es el caso de Reino Unido, donde AIM ha diseñado y gestiona su propio fondo para freelances y contratistas del sector musical.

Si hay un aspecto positivo de esta crisis, es que ha dejado patente el valor de trabajar unidos y asociarse para tener una voz común y una interlocución directa con los gobiernos y otras entidades para reclamar ayudas y medidas adecuadas para el sector. El trabajo de lobby se ha multiplicado y las asociaciones de sellos independientes que ya existían se han unido en plataformas o federaciones con el resto de los subsectores de la industria musical para trabajar unidos, en algunos casos por primera vez desde su constitución. En los países en los que todavía no hay gremios formalizados, las compañías han iniciado los contactos para agruparse y establecer objetivos en común. WIN está apoyando estas iniciativas, con especial énfasis en la región latinoamericana a través del grupo de trabajo Red WIN LatAm.

A pesar de que en muchos países los gobiernos ya están empezando a fomentar el regreso a la nueva normalidad, los lugares de ocio, las salas de conciertos, los bares y discotecas, y, especialmente, los festivales, no abrirán hasta que haya suficientes garantías. Y, aun así, tardarán meses en recuperar la confianza del público y recuperar las audiencias, por muchas medidas de seguridad que se implementen.

El único flujo regular de ingresos con el que en teoría podrían contar los artistas y sus sellos discográficos en estos momentos, que es la remuneración por el uso de sus canciones en las plataformas online de contenidos, sufre desde sus inicios de una precariedad estructural. El principal escollo es la brecha de valor digital, por la que gran parte de los ingresos que se generan por la puesta a disposición del público de contenidos musicales se quedan en manos de las grandes compañías tecnológicas que controlan las plataformas de streaming como YouTube o Facebook. La consecuencia es que ni los artistas perciben lo suficiente por los ‘plays’, ni tampoco sus sellos para poder invertir en nuevos lanzamientos y carreras artísticas, en especial de los talentos emergentes.

Aunque se han dado algunos pasos para atajar este problema, como la aprobación el pasado año de la directiva europea del copyright, estamos todavía lejos de ver su final. Esta directiva todavía no se ha transpuesto a las legislaciones nacionales, únicamente en Francia, a pesar de que podría contribuir a aumentar los ingresos de toda la cadena de valor de la música grabada en estos momentos tan críticos. En otros territorios, las legislaciones no protegen a los creadores ni al uso de sus obras en Internet, o incluso amparan a las tecnológicas con mecanismos de “safe harbor”. 

Como entidad que representa a miles de compañías independientes y profesionales de la música en todo el mundo, nuestro principal objetivo es seguir luchando para que ni la cultura ni sus actores se queden atrás y que, en este mundo cada vez más globalizado, se pongan ahora más que nunca en valor a los artistas y creadores locales, la diversidad de la producción musical, y el indispensable papel de las pymes musicales independientes. Hay que continuar trabajando en los retos a los que se enfrenta nuestro sector fortaleciendo sus mecanismos de financiación e ingresos, demandando políticas de desarrollo cultural y empresarial, y fomentando la formalización y formación de los profesionales de la cultura. Y sentar así las bases para una recuperación duradera, más allá de la presente crisis.

9 de junio de 2020

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